#YoMeQuedoEnCasa
27.3.20
“Es tiempo de escondernos, tal vez sea la forma de encontrarnos otra vez”, dice Lucía Gil en su canción “Volveremos a brindar”, que se convirtió en un himno a la esperanza en medio de la cuarentena por la pandemia del coronavirus.
Mientras la escuchaba el otro día, pensaba que esto de “esconderse”, incluye un combo de sentimientos encontrados. Porque si bien puede ser tiempo de estar juntos, de abrazarnos, y de despertar la creatividad, también hoy en cada hogar se mezcla el trabajo, con la escuela, y la incertidumbre acerca de qué va a pasar. En este contexto, es fundamental darle lugar a la palabra y a las emociones. Hablar con nuestros hijos, decir lo que sentimos, y tener la flexibilidad para poder reinventarnos cada día.
¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo nos organizamos? ¿Cómo manejamos nuestros propios sentimientos y los de los más chicos? Hace días que me hago estas preguntas. Así que entrevisté a Tati García Ruhstaller, psicopedagoga, a cargo de la cuenta Crianza y Aprendizaje. No se pierdan nuestra charla. Suma una mirada muy linda, acerca de estos temas que tanto nos involucran -en cuerpo y alma-, como padres ✨
Tati, ¿Qué es lo primero que te sale decirnos en medio de todo lo que está pasando?
Que sentarnos a conversar con nuestros hijos es crucial. Por empezar tenemos que saber que ya saben mucho del tema: por los medios, por sus amigos, y porque es una problemática que inundó cada familia. Por lo cual, lo más importante es comenzar preguntando “qué” es lo que saben. Y a partir de ahí, daremos la información que creamos más pertinente. Es importante decir la verdad, sin llenarlos de miedo, pero tampoco minimizando lo que pasa.
O sea, que no hay que decirles que “no pasa nada” para no preocuparlos…
Decirles que “no pasa nada” (como ya me han consultado varios padres) es mentirles. Recordemos que nuestros hijos entienden todo lo que sucede a su alrededor. Escuchan conversaciones, acceden a los medios, y captan nuestras emociones. Así que hay que poder hablar de esto, dejar que los sentimientos fluyan, y acompañar.
¿Está bien que sepan que nosotros también tenemos miedo?
Poder expresarles que tenemos miedo no es un problema. Es una realidad. Debemos aprovechar esta oportunidad para hablar sobre la responsabilidad, el cuidado del otro, la empatía, y la solidaridad. Explicarles por qué tenemos que estar adentro de casa, por qué salir nos pone en riesgo a nosotros y a los otros. Es una gran oportunidad de aprendizaje esta situación. Y está bien que podamos decirles que a nosotros también nos pasan cosas. Poder mostrar miedo, tristeza, preocupación. Todo sin generar pánico, pero transmitiendo lo que nos está atravesando.
¿Cómo podemos organizarnos en casa con los deberes escolares? Se hace difícil cuando los adultos también tenemos que seguir trabajando.
Esto también es un gran aprendizaje para la familia. Y estamos en proceso de adaptación. Por lo cual, habrá ensayo y error. Lo más importante es organizar la ayuda de todos en la casa. Organizar horarios para hacer tareas, para jugar, para usar la play, y para cocinar. Y saber que muchos de los acuerdos que vamos haciendo, también pueden ir cambiando sobre la marcha. Esta situación nueva, pone a prueba nuestra creatividad y flexibilidad. Y también nuestra paciencia. Ser pacientes con nuestros hijos en estos días es clave. Porque a ellos también se les despiertan temores, preocupaciones y ansiedad. Hablemos de esto. De sus emociones. De las nuestras. Demos lugar a la palabra.
¿Qué consejos podés darnos para llevarla mejor?
- Poner horarios. Es preferible saber que tenemos dos horas para estudiar, que decir “tengo todo el día”. Generalmente cuando no organizamos los horarios, queda todo para último momento, se acumulan cosas, y esto provoca enojo y angustia.
- Usar calendario/agenda. Que esté a la vista. Agendar entregas y trabajos allí.
- Ayudarlos. Debemos fomentar que sean independientes, pero sin dejarlos solos por completo. Esta modalidad “home schooling” es nueva para ellos, y también para nosotros. Acompañarlos, sobre todo al principio.
- Incentivarlos a que puedan escribirles a sus profesores. Que se comuniquen con ellos. Que puedan expresarles lo que les cuesta. Sus inconvenientes o sus obstáculos. Es importante que los docentes sepan lo que les está pasando y como lo están viviendo. Tenemos que pensar que detrás de ese alumno, hay también una familia preocupada y que esto genera distintas emociones.
- Generar tiempo libre. Que haya espacio para el descanso y juegos en familia es fundamental. No pensemos que la casa se convierte en un colegio, ni los padres en docentes exigentes. Aprovechemos para sacar juegos de mesa, cocinar, bajar nuevas aplicaciones, y divertirnos en familia como sea. Se hace lo que se puede, y cada uno dará lo mejor de sí.
¿Cómo manejar los tiempos de la tecnología en estos días?
Hoy en día a la tecnología la necesitamos más que nunca. Porque no sólo nos conecta con “el afuera” y nuestros seres queridos, sino que a través de las diferentes plataformas, los chicos tienen sus clases virtuales y acceso a juegos y distracción. Es importante dejar que se conecten y que asistan a sus clases (acompañándolos en su uso), pero también poder poner un corte, y horarios de conexión. Lo ideal es que no se acuesten conectados y que podamos conservar rutinas y hábitos. Un consejo: antes de dormir que sea un momento tranquilo: de cuentos o relax.
Me gustaría que nos dejes un mensaje a todos…
Lo más importante es aprender de esta experiencia. Aprender a convivir 24 horas sin salir de casa. A ser solidarios. A empatizar. A cuidarse y cuidar al otro. A respetar normas. A organizarse y compartir en la casa. A ser responsables. Seamos un buen ejemplo. ¡Es una gran oportunidad para nosotros, como padres para poder dar el ejemplo! ¡Seamos Solidarios!
#YoMeQuedoEnCasa
A Tati podés seguirla en Instagram en: https://www.instagram.com/crianza_y_aprendizaje/ o escribirle a tatiruhstaller@gmail.com Tiene consultorio con Orientación para Padres en San Isidro (Buenos Aires), y además trabaja con todo lo relacionado a Grupos de estudio- Métodos de estudio. ¡Y es un amor! ¡Gracias Tati por tu aporte!
Darle lugar a la tristeza
26.3.20
{Tiempo de Cuarentena}
Ayer después de que Olivia lloró porque no va a poder festejar su cumpleaños con amigas, y que Bautista lloró porque "no sabía por qué", y yo lloré porque ellos lloraban (y porque quería llorar), y mi marido lloró (para adentro) porque fue el cumpleaños de mi suegro y no pudimos verlo, quedamos todos más livianos. El aire en casa se renovó. Largamos lo que teníamos atravesado. Y me acordé de este fragmento de la película #Intensamente.
Alegría busca que Bing Bong no llore, por algo que lo tenía triste. Le dice que "todo va a estar bien" y que hay que seguir. Pero él no puede. Hasta que Tristeza se sienta a su lado, lo escucha, y le permite "drenar" la angustia. Sólo ahí, el viaje puede continuar. Entonces, Alegría descubre por primera vez, que así como es importante reir, bailar, y cantar, también es fundamental darle lugar a la tristeza. Poder DECIR.
Porque como puse en un texto que escribí hace un tiempo, a las palabras que no decimos, no se las lleva el viento. Nos calan hondo. Y dejan huella. Porque decir libera. Descomprime. Acomoda. Decir es como levantarle la tapa a una olla a presión. Deja salir. ¿Cuánto pesa lo que no decimos? ¿A dónde va lo que nos guardamos, lo que callamos, lo que no podemos (sabemos) decir? Sí. A veces debemos aprender a decir. No siempre es fácil. Tal vez decir sea un arte. Una virtud. Una forma de sanar (otra de tantas).
En estos días en donde aprendemos recetas on line, meditaciones, figuras de origami, clases de gym, y técnicas para dibujar, a lo mejor sea momento -también- de aprender a decir ❤️
Qué bien hace.
#YoMeQuedoEnCasa
#YoMeQuedoEnCasa
¿Tu teléfono te pertenece o le pertenecés a tu teléfono? (Parte 3)
12.3.20
Es que como leí una vez por ahí, y también escribí en aquella primera nota que hice sobre el tema, “vivimos entre pantallas táctiles que nos hacen perder el tacto con el mundo”. Tenemos las 24 horas el aparato en la mano: al levantarnos, al acostarnos, al sentarnos a comer, cuando jugamos con nuestros hijos, cuando estamos trabajando, en medio de una conversación. Y qué difícil es a veces encontrar ese punto medio de equilibrio, y hacer un buen uso. Tal como dice Santiago Bilinkis, autor del libro “Guía para sobrevivir al presente”: “El desafío es que podamos crear plataformas al servicio de la vida que queremos vivir, y no de la vida que otros necesitan que vivamos. Que podamos adueñarnos de eso existente, pero revisar cómo lo consumimos y transformamos”.
Así que la propuesta es una vez más, hacer un mejor uso del celular. O como dicen desde Motorola, llegar a ser un “Phone-consciente”: usar la tecnología para ahorrar tiempo y energía, que después podamos invertir en cosas que nos importan. Comprender el valor de las relaciones y cómo aprovecharlas. Tener horarios para el Smartphone y para vivir el momento. Y sobre todo, poder ver que el equilibrio entre el celular y nuestra vida es algo que necesitamos cuidar. Y trabajar para mantenerlo.
¿Te animás a hacer la prueba de desconectarte del celular por unos días? Rangan Chatterjee, ofrece en su libro un plan para que puedas lograrlo. Una idea que da es apagar el aparato una hora antes de irnos a dormir, y hacer esta prueba durante una semana. Y lo mismo a la mañana. Encenderlo recién una hora después de habernos levantado. Otra, es desactivar la función de notificaciones en el móvil (IG, FB, mails). “Nos volvemos adictos a las notificaciones”, comenta Chatterjee. Y sigue: “Si las eliminamos, sólo veremos la información nueva cuando nosotros elijamos hacerlo (y así dejaremos de estar siempre localizables o disponibles)”.
La invitación es a que cuestionemos nuestras rutinas. Que veamos qué elegimos nosotros y qué eligieron por nosotros. No estar tan direccionados desde afuera. Preguntarnos si sólo porque hay funciones que existen hay que usarlas. Qué pasa si no lo hacemos. Empezar a tener el control. Así que acá les dejo el programa que este médico propone, con una desintoxicación digital de siete días. La idea es que llegues a poder pasar un domingo sin el celular, bajando su uso de a poco desde el lunes. ¿Arrancamos?
LUNES: Desactivá las notificaciones en tu teléfono o Tablet.
MARTES: Date de baja de listas de correo superfluas.
MIERCOLES: Configurá tus aplicaciones de correo electrónico para actualizarlas manualmente. Eliminá los correos del trabajo del móvil.
JUEVES: Guardá el celular en una caja a la hora de comer.
VIERNES: ¿Podés apagar todos tus dispositivos electrónicos 90 minutos antes de irte a dormir? Desactivá la bandeja de entrada del correo de tu celular hasta el lunes a la mañana.
SÁBADO: Dedicá dos períodos de una hora a no usar ningún dispositivo. Intenta disfrutar de algún momento especial sin publicarlo en las redes.
DOMINGO: Pasá el día desconectada sin mirar ninguna pantalla.
Levantemos la mirada, que ahí está la conexión más importante.
Si querés seguir leyendo sobre el tema, en este link está la "Parte 2" de "¿Tu teléfono te pertenece o le pertenecés a tu teléfono?". Y acá tips para acordar un mejor uso del celular en familia.
*El test Motorola Phone-Life Balance se llevó a cabo online entre el 21 de Marzo al 31 de Julio de 2018.
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Sobre Mí
Soy Paz Berri. Periodista especializada en temáticas de bienestar y autoconocimiento. En este blog vas a encontrar todo lo que me inspira y hace mis días más felices: historias de mujeres creativas, reflexiones, y vida cotidiana.