Mis abuelos (y su amor)
Fue un día de enero hace cuatro años. Salimos juntas con mi abuela, mi hermana y mi hija Olivia. El destino: acompañar a Mamina a comprarse un vestido de algodón, "bien cómodo, para ponerse a la mañana, y usar de comodín para todo". Lo dejamos a mi abuelo (hoy 98 años) en el departamento, con la carne para el almuerzo en el plato, y el tomate ya cortado. Bah, ella dejó todo así. Siempre lo hacía.
Caminamos unas cuadras, entramos a un local, y pedimos la prenda: "De algodón, con manga corta, suelto, cómodo. Que no sea estilo musculosa porque no quiere que se le vean los brazos", dijimos al unísono. Le ofrecieron uno rojo. Lo miró y nos dijo que no era lo que quería porque "al abuelo no le gustaba el rojo". Entonces le mostraron uno negro. Y moviendo la cabeza, otra vez: "Negro no. Al abuelo no le gusta el negro". Todas la (nos) miramos. Y mi hermana se animó: "Mamina, ¿Y a vos, qué te gusta?". Se hizo un silencio. Los años que nos separan, nos hicieron sentir más poderosas en esto de poder darle lugar al deseo propio, a las ganas. Pero ella, sin titubear, contestó: "A mí, me gusta el abuelo" ❤️
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A esta historia la cuento cada tanto por acá. Y ahora que volví a ver a mis abuelos después de un tiempo (y unos km que nos separan), la recordé. Seguramente cuatro años después, ellos no sean los mismos. Él me mira tratando de descifrar en qué parte de la película que pasa por su mente estuve yo. Repasa años y algunos recuerdos. Por momentos parece que aparezco. Pero enseguida algo se apaga. "No importa", pienso. "Yo sí sé quién es él, y eso me basta" (♡). Y como no tengo a ninguna prima/hermana cerca, aprovecho y le digo: "Vino a visitarte tu nieta preferida" (😅).
Mientras, Mamina nos cuenta que todos los días cuando se despiertan le pregunta: ¿Abuelo, vos te acordás que yo soy el amor de tu vida? Intuyo que -a eso- lo tiene clarísimo ❤️
Habitar el cuerpo
"El cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta", escuché decir hace poco a @nazareth.castellanos ❤️
Con esta idea dando vueltas en mi cabeza, entrevisté a @estebanpadilla_biopsi (psicólogo y terapeuta de Bioenergética), acerca de por qué es tan importante habitar el cuerpo con todos los sentidos para vivir con más liviandad. Y me hice una especie de decálogo con todo lo que me dijo. Se los comparto acá ❤️
1- Nuestro bienestar depende de que el cuerpo le haga lugar a la mente, y de que la mente registre al cuerpo.
2- Por lo general hay síntomas que no registramos hasta que el dolor es intenso, pero probablemente hubo otros indicios antes que dada nuestra desconexión, no tuvimos en cuenta.
3- Todas las emociones se sienten en el cuerpo. La mente puede conectar o no conectar, pero la emoción es una sensación que nunca va a dejar de estar.
4- El ritmo en el que vivimos no ayuda a la presencia en absoluto. Tenemos que tratar de ir contrapelo de lo propuesto, para generarnos espacios que promuevan un contacto más profundo con nosotros mismos.
5- La mente necesita entender, necesita la explicación, necesita hacer los pros y contras, necesita estar segura. Pero lo que más necesitamos para nuestro bienestar, es escuchar al cuerpo y sus pequeños movimientos internos.
6- Hay tensiones de la vida adulta que son profundas y crónicas, y responden al modo en el que nos hemos parado frente al mundo.
7- Si una persona sostiene durante diez minutos una respiración de pie, sentado o acostado, en el que el ritmo de la exhalación duplique el tiempo de la inhalación, el cuerpo se relaja y la cabeza se vacía.
8- Lo que sentimos en el cuerpo son reacciones energéticas a algo que vivimos.
9- Habitar el cuerpo es estar en contacto con él.
10- La vida no siempre es gozosa. Hay muchos momentos que son crudos, duros, injustos, dolorosos, trágicos. Pero cuanto antes podamos aceptar lo que quiera traer la marea, más en paz vamos a vivir.
A la nota completa la encuentran en "Círculo Sophia", la membresía on line de @revistasophia: www.circulosophia.com Y pueden ver mi reel en IG con la info de este post acá.
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Una cosa a la vez
Hacemos el desayuno mientras sacamos la ropa del tender. Prendemos el horno, bañamos a los chicos y agendamos un turno. Respondemos mensajes cuando salimos a caminar, y de paso repasamos mentalmente la agenda del súper. Corregimos la tarea del cole de nuestros hijos, al mismo tiempo que preparamos la cena, y pispeamos de reojo el celular. Estamos en una reunión laboral, respondemos un mail, escuchamos la conversación.
Criamos, trabajamos, vivimos, estamos acá y allá, pero finalmente, no estamos en ningún lado. Este hábito que por un tiempo pareció ser una gran virtud, porque nos hizo sentir productivos, hoy se nos volvió en contra. Lo pagamos con estrés, dispersión y desconexión. Andamos por la vida en “2x”, disponibles las 24 horas del día, buscando optimizar tareas para sentirnos más útiles. Agotador.
Hice una nota para @revistasophia, sobre cómo el famoso multitasking (hacer más de una cosa a la vez), que durante mucho tiempo se asoció a la eficiencia y la productividad, hoy nos está pasando factura. Van a encontrar algunas claves para volver a la monotarea, y conectar con el momento presente con todos los sentidos.
Les dejo el link directo acá. Y en carrusel de fotos en IG, algunas ideas para hacer de a "una cosa a la vez". ¿Me suman las suyas? ❤️
Escrito en la piel
MelaNOMás es una iniciativa de Bristol Myers Squibb junto a la Asociación Argentina de Oncología Clínica, con el apoyo de Lalcec y Melanoma Argentina. Se trata de una campaña de concientización sobre prevención y diagnóstico oportuno del melanoma y el cáncer de piel.
Pueden conocer más en: www.vivirconcancer.net/melanomas
¿Por qué vivimos tan ocupadas?
¿Por qué estamos viviendo una vida tan ocupada y caótica? Esta es la pregunta que se hacen Jake Knapp y John Zeratsky en el libro "Make Time".
Agendas ocupadas. Tiempos libres ocupados. Fines de semana ocupados. Semanas ocupadas. Y celulares (que agarramos como un acto reflejo al mínimo instante libre), también ocupados: con notificaciones, mensajes, likes. Cansados, con las agendas llenas y la sensación de que el tiempo pareciera nunca alcanzar. ¿Cómo bajarnos de esta calesita que a cada vuelta nos tienta con una nueva sortija? ¿Cómo reducir la velocidad, disminuir el ruido, y encontrar tiempo (y calma) en el día a día?
Hice una nota sobre el tema para @revistasophia. Es muy interesante, para que podamos entender que hay una productividad que es mucho más sutil, que no se ve en lo concreto, pero que impacta en el cuidado del cuerpo y la mente. Y tiene que ver con hacer aquello que nos hace bien, saber cuándo descansar, y vivir a nuestro propio ritmo.
Les dejo el link directo a la nota acá.
Y además, pueden ir al post de IG a ver fotos de algunos de los textuales.
¡Las espero por allá!
Las mejores cosas no son cosas
Somos los hijos que parimos. Las noches desveladas. Y las uñas comidas. Somos la historia que sanamos. Las tardes con amigas. Y los años de amor. Somos el trabajo en la oficina. El tiempo de estudio. Las horas en el subte. Y los abrazos de despedida. Somos nuestras mascotas. Y la infancia vivida. Los helados y algodones de azúcar. Las agendas. El mate y los libros. Las bicicletas que anduvimos. Las charlas madre-hija. Y los hermanos del alma.
Somos el amor por nuestros abuelos. Y el ruido ensordecedor de las épocas más difíciles. Somos la paz después de la tormenta. Los años de terapia. Los síntomas del cuerpo. Y aquello que curamos. Las lágrimas. Las risas. Los collages. Y el balcón con nuestros cactus. Los papelitos con frases. Las vacaciones en familia. El cansancio. Las siestas. Y las dietas de la adolescencia. Somos el trabajo que nos bendice. La copita de licor de dulce de leche. Nuestras horas de juego. Los toboganes. Somos luz y sombra. Yin y Yang. Las ciruelas comidas abajo del árbol. El olor a eucaliptus y mandarina. Y los kilómetros que caminamos de la mano. Aquellas vacaciones en el mar. Y las sierras cordobesas. Somos la pelopincho celeste de la infancia. Y el mantecol con agua de una abuela postiza.
Somos los deseos que pedimos en silencio. Y las páginas escritas a la mañana. El jardín de nuestras madres. El sol que entra por la ventana. Y la película de a dos. La vida los cuatro. La merienda. Las clases de yoga. Las tardes ordenando cuadernos, lápices y marcadores. Y las ganas de vivir con menos. Somos la palabra dicha a tiempo. Y los silencios. Somos cuando no hacemos nada. Y cuando lo damos todo. Somos los ojos con los que miramos la vida.
Las mejores cosas no son cosas 💫
El buzo hermoso -con mantra bordado-, es de @despierta.corazon ❤️ La calidad es super soft (muy suavecito), y está confeccionado en algodón rústico elastizado. Pueden ver todo lo nuevo en www.despiertacorazon.com.ar (hay 6 cuotas sin interés y envío gratis a todo el país 🔥). Y con el código PAZ tienen un 10% de descuento por 48hs 🙂
El post de IG acá.