Cada vez que pienso en la relación vocación-profesión, se me viene a la cabeza esto que pasa cuando tenemos que elegir “lo que vamos a querer ser toda la vida”. Y en esa puja que se da entre el tener y el querer, puedo imaginar por qué tantas veces la profesión-vocación entra en crisis. Y no sólo a los 18 años. Toda la vida. T o d a.

Me gustó mucho el tema, así que la entrevisté a Susana Maio Sasso (astróloga terapéutica, con quien hago mi formación en Astrología), y en un momento ella dijo algo que me resonó mucho: que estamos en un tiempo en donde la imagen “bien vista” de la persona que trabaja sin límites, o está todo el tiempo sobre-ocupada, va cayendo. Y que hoy se le está empezando a dar más lugar a lo sensible, y a la búsqueda de las necesidades más propias, para poder expandir nuestro don (aunque no necesariamente sea lo único que hagamos a diario).


Su, ¿Por qué si es uno de los mayores anhelos que la profesión y la vocación vayan de la mano, no siempre sucede? ¿Cuáles son las trabas?
Yo creo que la vocación tiene que ver con la confianza. En la astrología, la vocación está relacionada con la energía de Sagitario y de Júpiter (que también representa y simboliza la energía de confianza y abundancia). En general, las personas no estamos socialmente conectadas con esta idea de confiar en nosotros mismos, en nuestras aptitudes, en aquello que nos gusta, o en que somos buenos para algo. Entonces muchas veces lo que bloquea la vocación tiene que ver con el mandato, con el deber ser, y con determinados prejuicios: porque lo que me gusta no es lo socialmente aceptado, o lo esperable para mi grupo familiar, o no se estudia en la Universidad, por ejemplo.

¿Qué deberíamos trabajar para profesionalizar lo vocacional?
A mí me parece que para conectar con la vocación, primero hay que conectar con el deseo, con la capacidad de permitirnos ir más allá de lo esperado o lo cómodo. A veces la vocación no se conecta, porque cómodamente hemos seguido un camino que nos quedó mejor. Porque muchas veces tocar los aspectos vocacionales implica un salto de confianza que no toda estructura energética o no todo psiquismo están dispuestos a dar.

¿Y con qué se relaciona que nos pase algo así?
Muchas veces con nuestra infancia. Pensemos el paso de un niño de jardín a la primaria. Es un cambio que bloquea lo vocacional en un punto. Porque todas aquellas actividades potenciadoras como el arte o la música, que nos conectan con nuestra sensibilidad, con nuestra particularidad, o con lo que tenemos para expresar, de repente en primer grado pasan a ser las materias menos importantes. Y la educación empieza a ser planteada como “obtención de conocimiento”.

¿Cómo sería esto Su?
Hoy educar se plantea como algo que está afuera (el conocimiento), que debemos “poner adentro”. Y en realidad, educar para la vocación (la confianza en nuestro don), implica poder entender que nosotros tenemos cosas adentro, que sacar hacia afuera. Que lo que es esencial en nosotros, eso que venimos a hacer y a dar al mundo, no tiene nada que ver con esta idea de que la educación son conocimientos que hay que adquirir de afuera hacia adentro.

¿Cómo trabajás con la gente que llega a vos y te dice que no sabe cuál es su vocación?
Cuando alguien viene con un tema vocacional, de “sin sentido”, de falta de contacto con lo que le gusta hacer, en la carta hay varios indicadores. Uno es la energía de Júpiter que es el regente de Sagitario. Ver dónde está en la carta, qué pasa, y en qué relación está con el Sol es fundamental. También miramos el Sol, que no tiene que ver con la vocación, pero sí con la auto-manifestación, con lo que venimos a dar, con el brillo que tenemos. Y la casa nueve, que es la casa análoga a la energía de Sagitario.

¿Qué pasa cuando no estamos en contacto con la pasión, con ese "hacer lo que nos gusta"?
Cuando alguien está muy bloqueado en relación a la vocación o no sabe qué hacer, también puede tener “síntomas de tristeza o depresión”. Por eso lo vocacional es tan importante de encontrar. Porque de lo contrario, perdemos vitalidad y energía (aquello que nos hace ir para adelante). Como te decía recién, la vocación, el para qué, lo que nos da sentido, en la carta natal tiene que ver con Júpiter, la casa nueve, y la energía de Sagitario. Estos tres elementos hablan de articulación. Sin esa articulación seríamos seres rígidos. Por eso es tan importante que cada uno de nosotros tenga un para qué.

Vos también me dijiste algo acerca de que la vocación está ligada a la trascendencia…
Claro. Porque la vocación, también tiene que ver con tener algo para dar. Entonces es cierto que hay un punto en donde nos vitaliza y nos encanta, pero también tiene que ver con un sentido de trascendencia. La vocación es una necesidad de transmitir un don o un fuego, para que no muera conmigo. Ese don, esa aptitud, esas ganas, esa pasión, ese oficio, me tienen que trascender porque el mundo lo necesita más allá de mí. Entonces me parece que también la vocación está ligada al salir de uno mismo, a dejar de mirarse el ombligo. 

Una vez me dijeron que cuando no hacemos lo que nos gusta, eso en algún momento suena por algún lado. Y generalmente es en el cuerpo. ¿Creés que es así?
El cuerpo es lo que suena siempre cuando no hacemos algo que nos gusta, o cuando nos callamos. Pero el cuerpo no lo hace para marcarnos un lugar de error. El cuerpo nos está sanando de esa manera. Nos manda un mensaje. El cuerpo no miente nunca. Muestra siempre nuestros aspectos olvidados, desequilibrados, y excluidos. Es un mapa absolutamente honesto para registrarnos.

Tal vez habría que pensar que aunque la vocación no pueda ir de la mano de la profesión, por los motivos que sean, igual hay que hacerle un lugar. ¿Qué pensás?
Por supuesto. Y me parece que esto es como el nudo. A veces la profesión, aquello que hago a diario, no es mi vocación. E igual puede tener un lugar la vocación. Me parece que en este momento todos vamos hacia un punto donde la imagen del trabajo que se hace 12 horas por día, que se hace a destajo, o lo bien visto de estar todo el tiempo sobre-ocupados, está cayendo. Y creo que el concepto de la profesión como se entendía antes, está tornándose completamente diferente.  Sólo si le damos espacio a lo sensible, y si tenemos en cuenta nuestras necesidades (aunque no necesariamente sea lo único que hagamos a diario), vamos a poder seguir.

                                                          G R A C I A S    S U

Les recomiendo mucho que sigan a Susana: además de subir a diario hermosos posts con las energías del momento, da talleres presenciales, tiene la Formación On Line en Astrología, y trabaja como terapeuta holística con Memoria Celular. También hace cartas natales y revoluciones solares.

Acá les dejo sus datos:
Web:  https://susanamaiosasso.com/ (Pueden ver el video Introductorio a la Formación en Astrología)
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“Tu propósito es tu mejor despertador”, me dijo Flor Carvutto (astróloga, coach y terapeuta floral) de Chamanica, y me quedé pensando. Porque hace tiempo que esta idea me viene dando vueltas. Al igual que ella, creo que el propósito en la vida de cada persona, tiene que ver con eso que empuja, que convoca, y que motiva a hacer desde un lugar muy genuino y profundo. Lo que se traduce en vivir con más foco, más energía y tranquilidad. Porque estamos donde debemos estar, haciendo lo que queremos hacer, y con quienes queremos.

Charlamos mucho con Flor de todo esto, y me contó que acaba de lanzar un nuevo proyecto que se llama "Iki". El nombre viene de la palabra "Ikigai", un término japonés, que tiene que ver con encontrar un motivo para existir (Para las que quieran saber más del tema, pueden leer una una nota que hice hace un tiempo acá). Lo que ella hace es acompañar procesos de cambio. La propuesta tiene que ver con ir guiando a las personas por diferentes aspectos de sus vidas, para fomentar la auto-observación, y para promover un momento de conexión con el disfrute, los valores personales, y con aquello que nos lleva a un lugar de mayor felicidad. Es en ese espacio que la conexión con el propósito aparece.


Flor, el Ikigai está relacionado con esto de “encontrar un motivo para existir”, “una pasión”. ¿Por qué es tan importante lograrlo?
Porque cuando uno conecta con su propósito sea cual sea, vive más direccionado. Como sintiendo un mensaje interno que dice “vas en la dirección correcta”.

Vos también me diste una definición que me gustaría ampliar: “El ikigai es ese punto de unión en donde conviven actividades que amás, sabés hacer, te pagan por hacerlas, y además hacen que el mundo sea un lugar mejor”. 
Sí, el ikigai tiene esto de comunión. Pero eso no quita que haya otras actividades súper importantes para nuestra vida y que disfrutemos muchísimo. Porque ikigai se traduce como “razón para vivir”. Entonces acá me encanta pensar en los pequeños (o no tan pequeños) placeres de la vida. Por darte un ejemplo “pasar tiempo con mi sobrina" es algo indispensable para mi bienestar.

¿Qué podemos hacer para encontrar nuestro “Ikigai”?
Amo la pregunta. Lo primero que pienso es bajar el consumo de instagram y Netflix, quienes suelen ser grandes distractores, y usar ese tiempo para animarnos a hacernos muchas preguntas. Si bien uno puede tener una gran epifania, el contacto con el propio propósito es algo que va apareciendo de a poco, si uno se dedica tiempo. Hacernos preguntas, abrazar las dudas, salir a explorar(nos), y permitirnos no saber son elementos clave. Al mismo tiempo que cuestionamos con mucho amor todo lo que nos trajo hasta acá. Eso sí, sin juzgarnos ni darnos con un látigo.

Vos decís que en este proceso de búsqueda interior, "lo importante no es llegar, sino lo que te pasa en el camino". ¿Cómo sería esto?
Tiene que ver con enamorarse del proceso y no sólo del resultado final. De todo lo que hay que hacer para llegar a ese lugar. Conectarse con el proceso es estar presentes, despiertas. Es conectarse con lo que cada pregunta mueve, con lo que me trae al cuerpo y a la mente. Es estar atentas a lo que empieza a moverse, a ese interés que descubro escondido, a ese mandato que ahora veo cómo me estaba impidiendo crecer. Es abrazar la incomodidad que genera un “no se”. Muchas personas nos han contado que el simple hecho de parar a escribir, ya los movilizó un montón. Eso es vivir el proceso: parar para sentir, registrar, integrar, y redescubrirnos. Hacernos preguntas, ver qué decanta, qué aparece. Cuanto más te conoces, mejor te podés mover.

Leí por ahí, que en este tipo de búsquedas hay que confiar en que nuestra sabiduría interna va a empezar a despertarse. ¿Cómo es esto?
Sí, desde una mirada muy personal siento que hay una parte nuestra que sabe para dónde ir, solo que por distintos motivos a veces queda totalmente relegada, como escondida o bloqueda. Las preguntas en el camino del iki, ayudan a reentablar conexión con esa voz interna que sabe cuál es la verdadera dirección. Van apareciendo sensaciones, pensamientos, intereses, dudas, a veces incluso sueños. Empezamos a estar más receptivas y con eso desbloqueamos el acceso a la esencia y a la voz.

¿Es un trabajo que puede llevarnos mucho tiempo, no? Incluso años. ¿De qué depende que encontremos eso que estamos buscando?
La verdad es que cada proceso es único e irrepetible. Vuelvo a remarcar lo importante que es poner más foco en el proceso que en la meta.  Acá siempre decimos “exploralo y fijate qué te pasa, qué se empieza a mover". Más alla de esto, lo que sí te puedo decir es que en parte depende de cada una, del amor que tengamos con este camino, con las ganas de conocernos que tengamos.

¿A vos te pasó algo así, no?
Sí. Hace poco lo conté en un post. Decía algo así como que de a poco pude dejar de sostener lo que era insostenible y vi caer lentamente una forma de vivir. "De ingeniera a astróloga hay un trecho largo que caminar". Lo más importante y lo más difícil en este camino para mí, fue permitirme dudar y darme el permiso de destruir formas, estructuras y modelos de pensamiento. No fue magia ni pasó de un día para el otro. En el medio tuve mucha incertidumbre, lloré y pataleé. Me dio bronca y frustración darme cuenta que lo que verdaderamente quería hacer era otra cosa. Este cambiar y mutar “de piel” fue parte de un proceso que llevó tres años.

¿Podés darnos alguna tarea para que empecemos a hacer algo?
Desde el vamos recomendaría empezar a escribir, a pasar a un cuaderno lo que hoy sienten, las preguntas que hoy se hacen. Es importante hacer un registro sincero y sin juzgarse. Te dejo tres preguntas para arrancar

¿Qué actividades disfruto?
¿Cuáles amo?
¿Qué me hace sentir bien?
Acá vale todo, escriban sin juzgarse, lleven todo pero todo al papel.

¿Y algún video, peli o libro para recomendarnos?
"El alquimista" fue un libro que me encantó. Llegó a mí hace cinco años cuando empezaba a repreguntarme mil cosas. Fue un muy lindo aliado en mis procesos de cambio. También desde el equipo de iki recomendamos “Atrapa tu sueño” de Hemann Zapp y "El Camino del artista" de Julia Cameron.

Web: https://flor-carvutto.com/
Instagram: @florcarvutto
Info del taller: https://flor-carvutto.com/6-semanas-de-ikigai/    

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