Maternidad: De tetas, emociones y amores
25.3.18
Me encanta contar historias. Y más me gusta hacerlo, cuando tienen que ver con mujeres apasionadas, que andan y desandan caminos, hasta poder vivir una vida con sentido, con propósito. Y Dani Cimma es de esas mujeres.
Dani es puericultora, y parte imprescindible de esa red de sostén que todas necesitamos cuando nos convertimos en madres: colabora en la fusión emocional mamá-bebé, sostiene risas y lágrimas, nos ayuda a descubrirnos como madres, y -lo más esperado-: a dar la teta. Porque "a dar la teta" (que no es solo "prender" a la criatura), se enseña y se aprende. Y ella lo logra cada día, en medio de ese hermoso caos que es la maternidad. Acá, nuestra charla:
Yo siempre digo que la maternidad "te parte al medio". ¿Vos cómo lo sentís?
Yo también creo desde lo personal que la maternidad te parte al medio, que un primer hijo implica una ruptura de todo aquello que eras. Luego, con el correr de los meses, esas partes rotas se ensamblan en una nueva versión de una, que jamás será igual a la que era antes de ser mamá. Y puede llevar un tiempo, dependerá también de que tan cómodas estábamos con la versión pre-mamá, y de las expectativas depositadas en la llegada del bebé.
¿Cuál es tu rol como puericultora?
Mi rol es facilitar la función materna desde el embarazo, acompañando el nacimiento, puerperio, y los primeros años de vida. Durante el embarazo mi trabajo se centra en la información, formación y prevención. Aquí se aborda la consulta prenatal (que también puede ser reemplazada por un taller), en donde vemos la preparación para la lactancia (su lado más técnico y también la parte afectiva y vincular). Con el nacimiento y en el puerperio, acompaño a la mamá a poner en práctica la lactancia (practicarla y mejorarla), y a resolver juntas todas las complicaciones que puedan surgir (lastimaduras del pezón, mastitis, etc.). También estoy presente ante las dudas que van surgiendo en el crecimiento de los bebés: en temas como la alimentación complementaria, el juego, el sueño, la vuelta al trabajo y el destete.
Vos hablas de una "red de sostén" que es muy importante para la mujer cuando se transforma en madre. ¿Qué sería esa red?
Esa red es la que acompaña y fortalece a la mamá, permitiendo que pueda desplegar su rol y atender las necesidades del bebé, que desde luego ocupan todo su tiempo. Se da con la compañía, con la ayuda en lo cotidiano, con palabras reconfortantes, con un abrazo, con aliento, con silencio, con una tarta para el freezer, o las compras de la verdulería. Cuando esa red no está, o está a medias, la mamá no está disponible para ese bebé, o lo está a medias.Y entonces, al no poder con todo, aparecen sentimientos ambivalentes de mucha angustia, de soledad, de incomprensión, de culpa.
¿Cuándo podemos decir que la fusión emocional mamá-bebé se da en forma positiva?
Cuando digo que el rol como puericultora es el de facilitar la función materna, es porque la revolución hormonal es muy grande, los sentimientos y emociones afloran de múltiples formas, y a veces, ante todo este revuelo, la madre se anula en su rol. A veces me pasa que visito a una mamá con un bebé de dos horas de vida, el bebé está llorando solo en una cunita, y ella me dice “quiere teta todo el tiempo, me tomo el tiempo”. Este ejemplo demuestra lo anulada que puede estar la función materna. El rol de la mamá es el de sostener y guiar a ese bebé en la adaptación al nuevo mundo extrauterino: estando en brazos, cercano a su vientre, y accediendo a tomar pecho cuantas veces lo necesite.
¿Por qué a veces no estamos preparadas para esa fusión?
Yo tengo la sensación de que venimos muy egoístas. Y eso ocurre porque nos venden falsas realidades: la de la mamá recién salida de su parto que está en la cima de su proyecto personal, y con una figura física que no tenía ni antes de parir, y que además, obvio, tiene que estar feliz. Uff, es demasiado irrealista. Desde mi lugar, trato de comunicar lo que para mí es la realidad: la maternidad puede ser rosa sí, pero eso no significa perfecta, feliz, sin ruptura y sin lágrimas. Igual ojo, tampoco es que es un "garrón".
Es muy fuerte todo...
Sí. Yo veo en las mamás muchas vidas reales, mujeres con alegría, sumamente emocionadas, deseando alimentar a sus hijos, deseando sentir su aroma, queriendo conocerse. Desbordadas de amor real, imperfecto. Angustiadas ante el desconocimiento, queriendo aprender. Veo mujeres súper sensibilizadas y partidas al medio, empezando una nueva vida, la de mamás. Y desde mi rol las abrazo, con palabras, con un gesto, con una mirada. Mi trabajo tiene mucho de emocionalidad. De leer las emociones de esas mamás y darles lugar para que afloren. Siempre las animo a no conectar con ninguna exigencia propia ni de fuera, sino con ese bebé, con todo el AMOR que genera.
¿Cómo ves el tema de las visitas en la clínica y en los primeros días en casa?
¡Creo que las visitas a la clínica pasaron de moda! Que la tecnología acerca las distancias y es capaz de mostrarnos en vivo el nacimiento prácticamente. Así que a nuestra generación le toca hacer que se ponga de moda la intimidad de la mamá y su bebé, de la pareja y su nuevo hijo. Y en esta intimidad, la mamá debe poder elegir con quién compartirla, pero elegir de verdad. La visita tiene mucha más exigencia que relajación, y justamente eso altera la posibilidad de la mamá de conectar con su bebé.
¿Todas podemos dar la teta?
Desde lo físico y anatómico, todas podemos dar la teta (excepto casos de reducción de glándula mamaria obvio). Hay que aprender la manera correcta de hacerlo, ciertas pautas generales, de prendida, y de acople. Pero como no es solo un proceso físico y biológico, para poder hacerlo necesitamos estar preparadas emocionalmente para darnos de forma completa al bebé. Amamantar implica estar disponible. Y lamentablemente no siempre se puede. Porque en la posibilidad de amamantar a nuestro hijo, se funde nuestra historia como hijas, como mujeres. Pero también las personas que rodean el nacimiento, las intervenciones en los nacimientos, la vida misma. Y todo esto puede hacer que la lactancia se vuelva difícil.
También me gustaría dejar un mensaje para las que no pueden/quieren dar la teta. Porque a veces tanta exigencia es muy angustiante...
¡Tal cual! Desde mi apoyo y acompañamiento en la lactancia, no soy en absoluto fundamentalista, porque sé que justamente, por muchas cosas, una mamá puede no querer o poder amamantar. Y si me toca, yo la acompaño a dar una mamadera, y le enseño a hacerlo desde lo vincular, desde el sostén. El rol y el maternaje, la fusión de mamá y bebé, deben suceder mas allá de si se da o no la lactancia.
Dani es puericultora, y parte imprescindible de esa red de sostén que todas necesitamos cuando nos convertimos en madres: colabora en la fusión emocional mamá-bebé, sostiene risas y lágrimas, nos ayuda a descubrirnos como madres, y -lo más esperado-: a dar la teta. Porque "a dar la teta" (que no es solo "prender" a la criatura), se enseña y se aprende. Y ella lo logra cada día, en medio de ese hermoso caos que es la maternidad. Acá, nuestra charla:
Yo también creo desde lo personal que la maternidad te parte al medio, que un primer hijo implica una ruptura de todo aquello que eras. Luego, con el correr de los meses, esas partes rotas se ensamblan en una nueva versión de una, que jamás será igual a la que era antes de ser mamá. Y puede llevar un tiempo, dependerá también de que tan cómodas estábamos con la versión pre-mamá, y de las expectativas depositadas en la llegada del bebé.
¿Cuál es tu rol como puericultora?
Mi rol es facilitar la función materna desde el embarazo, acompañando el nacimiento, puerperio, y los primeros años de vida. Durante el embarazo mi trabajo se centra en la información, formación y prevención. Aquí se aborda la consulta prenatal (que también puede ser reemplazada por un taller), en donde vemos la preparación para la lactancia (su lado más técnico y también la parte afectiva y vincular). Con el nacimiento y en el puerperio, acompaño a la mamá a poner en práctica la lactancia (practicarla y mejorarla), y a resolver juntas todas las complicaciones que puedan surgir (lastimaduras del pezón, mastitis, etc.). También estoy presente ante las dudas que van surgiendo en el crecimiento de los bebés: en temas como la alimentación complementaria, el juego, el sueño, la vuelta al trabajo y el destete.
Vos hablas de una "red de sostén" que es muy importante para la mujer cuando se transforma en madre. ¿Qué sería esa red?
Esa red es la que acompaña y fortalece a la mamá, permitiendo que pueda desplegar su rol y atender las necesidades del bebé, que desde luego ocupan todo su tiempo. Se da con la compañía, con la ayuda en lo cotidiano, con palabras reconfortantes, con un abrazo, con aliento, con silencio, con una tarta para el freezer, o las compras de la verdulería. Cuando esa red no está, o está a medias, la mamá no está disponible para ese bebé, o lo está a medias.Y entonces, al no poder con todo, aparecen sentimientos ambivalentes de mucha angustia, de soledad, de incomprensión, de culpa.
¿Cuándo podemos decir que la fusión emocional mamá-bebé se da en forma positiva?
Cuando digo que el rol como puericultora es el de facilitar la función materna, es porque la revolución hormonal es muy grande, los sentimientos y emociones afloran de múltiples formas, y a veces, ante todo este revuelo, la madre se anula en su rol. A veces me pasa que visito a una mamá con un bebé de dos horas de vida, el bebé está llorando solo en una cunita, y ella me dice “quiere teta todo el tiempo, me tomo el tiempo”. Este ejemplo demuestra lo anulada que puede estar la función materna. El rol de la mamá es el de sostener y guiar a ese bebé en la adaptación al nuevo mundo extrauterino: estando en brazos, cercano a su vientre, y accediendo a tomar pecho cuantas veces lo necesite.
¿Por qué a veces no estamos preparadas para esa fusión?
Yo tengo la sensación de que venimos muy egoístas. Y eso ocurre porque nos venden falsas realidades: la de la mamá recién salida de su parto que está en la cima de su proyecto personal, y con una figura física que no tenía ni antes de parir, y que además, obvio, tiene que estar feliz. Uff, es demasiado irrealista. Desde mi lugar, trato de comunicar lo que para mí es la realidad: la maternidad puede ser rosa sí, pero eso no significa perfecta, feliz, sin ruptura y sin lágrimas. Igual ojo, tampoco es que es un "garrón".
Es muy fuerte todo...
Sí. Yo veo en las mamás muchas vidas reales, mujeres con alegría, sumamente emocionadas, deseando alimentar a sus hijos, deseando sentir su aroma, queriendo conocerse. Desbordadas de amor real, imperfecto. Angustiadas ante el desconocimiento, queriendo aprender. Veo mujeres súper sensibilizadas y partidas al medio, empezando una nueva vida, la de mamás. Y desde mi rol las abrazo, con palabras, con un gesto, con una mirada. Mi trabajo tiene mucho de emocionalidad. De leer las emociones de esas mamás y darles lugar para que afloren. Siempre las animo a no conectar con ninguna exigencia propia ni de fuera, sino con ese bebé, con todo el AMOR que genera.
¿Cómo ves el tema de las visitas en la clínica y en los primeros días en casa?
¡Creo que las visitas a la clínica pasaron de moda! Que la tecnología acerca las distancias y es capaz de mostrarnos en vivo el nacimiento prácticamente. Así que a nuestra generación le toca hacer que se ponga de moda la intimidad de la mamá y su bebé, de la pareja y su nuevo hijo. Y en esta intimidad, la mamá debe poder elegir con quién compartirla, pero elegir de verdad. La visita tiene mucha más exigencia que relajación, y justamente eso altera la posibilidad de la mamá de conectar con su bebé.
¿Todas podemos dar la teta?
Desde lo físico y anatómico, todas podemos dar la teta (excepto casos de reducción de glándula mamaria obvio). Hay que aprender la manera correcta de hacerlo, ciertas pautas generales, de prendida, y de acople. Pero como no es solo un proceso físico y biológico, para poder hacerlo necesitamos estar preparadas emocionalmente para darnos de forma completa al bebé. Amamantar implica estar disponible. Y lamentablemente no siempre se puede. Porque en la posibilidad de amamantar a nuestro hijo, se funde nuestra historia como hijas, como mujeres. Pero también las personas que rodean el nacimiento, las intervenciones en los nacimientos, la vida misma. Y todo esto puede hacer que la lactancia se vuelva difícil.
También me gustaría dejar un mensaje para las que no pueden/quieren dar la teta. Porque a veces tanta exigencia es muy angustiante...
¡Tal cual! Desde mi apoyo y acompañamiento en la lactancia, no soy en absoluto fundamentalista, porque sé que justamente, por muchas cosas, una mamá puede no querer o poder amamantar. Y si me toca, yo la acompaño a dar una mamadera, y le enseño a hacerlo desde lo vincular, desde el sostén. El rol y el maternaje, la fusión de mamá y bebé, deben suceder mas allá de si se da o no la lactancia.
Para las que estén a meses de parir, o a punto de parir, o recién paridas, o sepan de alguien que pueda necesitar este apoyo teórico-práctico y emocional, van todas mis recomendaciones sobre Dani.
El próximo taller sobre "Lactancia, cuidados y necesidades del bebé recién nacido" es el viernes 13 de Abril de 17.30 a 19 en Espacio Callao (esquina de Av. Santa Fe y Callao, Capital Federal).
También pueden seguir su cuenta de Instagram @dancimma_lactancia (es divina), o contactarla al 1132859271 o por mail danicimma@gmail.com
💛
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Sobre Mí
Soy Paz Berri. Periodista especializada en temáticas de bienestar y autoconocimiento. En este blog vas a encontrar todo lo que me inspira y hace mis días más felices: historias de mujeres creativas, reflexiones, y vida cotidiana.