"Siento que vamos tan en automático que minimizamos lo nuevo", me dijo Flor Carvutto esta semana, mientras charlábamos -una vez más-, del propósito de nuestra vida, y de la importancia de encontrar una pasión, algo que nos mueva, y que nos motive a "hacer" desde un lugar genuino y profundo.

Seguro que esto no es fácil. Y que depende de un gran trabajo interno. Y de cambiar (algo que nos da miedo). Y de saber que no vamos a poder controlar los resultados. Puf. El tema es que si no salimos de este círculo, nos quedamos siempre en el mismo lugar.

Y así, repetimos las mismas recetas, escuchamos las mismas canciones, tenemos las mismas conversaciones. Nada nuevo. Las preguntas que ella me hizo, me quedaron resonando: ¿Qué pasa si hoy tomo otra ruta, si compro en otra verdulería? ¿Qué puede pasar si empiezo a anotar mis sueños? ¿Y si me propongo tomar una clase online de dibujo? ¿O si pruebo hacer tres cosas que me gustaban cuando era chica?

Tal vez así, invirtiendo la causa, se pueda invertir la consecuencia, pienso yo. Mirando desde otro lugar. Parada en otro ángulo. Animándome a más (como con mis uñas 🙃). ¿Cómo lo ven?