En marzo de 2017 me detectaron un melanoma, uno de los cánceres de piel más agresivos (pero visible). Siempre digo que la mirada de mi hijo Bautista, que fue quien me lo marcó (lo tocaba cada vez que lo prendía a la teta o lo hacía dormir), me salvó la vida. Porque llegué a tiempo.

Todo empezó con un simple lunar que tenía en el antebrazo derecho desde hacía varios años. Pero con el tiempo, había cambiado de color, los bordes se fueron tornando irregulares, y me picaba. En la consulta dermatológica me recomendaron sacarlo (Gracias por siempre, Christian Sanchez Saizar). Y cuando a los 15 días tuve los resultados y la confirmación de que era un melanoma, comenzaron las consultas en dermatología oncológica, los miedos, las dudas, y la vida (mi vida) entró en pausa.

Me explicaron que debían volver a operarme, reabrir la zona para “ampliar márgenes” y asegurarnos de que no hubieran quedado células cancerígenas, y extirpar algunos ganglios de la axila derecha para saber si el tumor ya había hecho metástasis (porque en mi caso, había infiltración).

Hay dos datos que quiero sumar: por un lado, que los melanomas tienen una gran capacidad para diseminarse, y que si hacen metástasis pueden ser fatales. Por el otro, que si bien la principal causa es la exposición al sol, también hay factores genéticos implicados.

El alma me volvió al cuerpo cuando a los días supe que los ganglios no estaban tomados y la zona del melanoma, “limpia”. De a poco sentí que volvía a ser yo. En realidad, debo confesar que nunca más volví a ser la misma. Porque estas cosas te cambian la mirada, te dan vuelta prioridades, y te mueven el alma. No tengo dudas de que algo nos enseñan, que un mensaje nos dejan, y que son la oportunidad para desatar nudos y desandar caminos.

Hoy me restan controles de por vida. En principio fue cada tres meses, después cada seis, y ahora anuales. Pero eso no es algo que me moleste. Tampoco mis cicatrices (suman casi 40 puntos en mi brazo derecho): son el "tatuaje" que me recuerda que "aquí dolió, y aquí sanó".

Hoy 23 de mayo, Día Mundial del Melanoma, me vuelvo a sumar a la campaña #MelaNOmás para seguir dando mi testimonio, y ayudar a tomar conciencia acerca de la importancia de los chequeos anuales de piel: busquen un dermatólogo que los revise de cabeza a pies cada año. Es fundamental darle entidad a cada mancha o lunar. Porque una mirada atenta puede cambiarlo todo. 

Una consulta médica a tiempo te puede salvar la vida ❤



MelaNOMás es una iniciativa de Bristol Myers Squibb junto a la Asociación Argentina de Oncología Clínica, con el apoyo de Lalcec y Melanoma Argentina. Se trata de una campaña de concientización sobre prevención y diagnóstico oportuno del melanoma y el cáncer de piel. 

Pueden conocer más en: www.vivirconcancer.net/melanomas