Nota para Lookeate, el blog de VER

Una vez leí que estamos en nuestro centro, cuando lo que hacemos, pensamos y sentimos concuerda. Tremendo desafío el de vivir al compás de lo que realmente somos. Y esta idea se me vino a la cabeza en Diciembre, cuando las redes estallaron con posteos, notas y mensajes sobre los balances del 2017, y los propósitos para el 2018. En medio de tanta información, sentí la necesidad de silenciarme. Como si tanto estímulo me generara el efecto contrario: contraerme, y esperar a que la cosa se calme para reflexionar sin tanto ruido.

Así que no crean que llegamos tarde con las reflexiones de cierre y principio de año, recién ahora puedo teclear con más conciencia (lejos del pan dulce, el arbolito, las reuniones de despedida, y las listas de “urgentes”).

En Enero la cosa se nos presenta como una nueva oportunidad: de almanaque, de arrancar agenda en blanco, de sentir que todo empieza de cero. Y eso nos invita a pensar. A querer rediseñar nuestras vidas, a hacer un parate y mirarnos. Estoy de acuerdo con que es solo un cambio de año. Pero me parece una linda excusa para volver a proyectarnos.

Una vez me dijeron que a la hora de planificar lo importante es tener en claro qué deseamos, pero no quedarnos solo con las ganas, sino convertir ese deseo en una meta. ¿Cómo? Justamente eso leí hace poco cuando abrí mi agenda 2018 de la marca Paprika (www.paprika.com.ar). Las dos emprendedoras detrás de este proyecto, proponen siete pasos para poner en marcha. Porque como dice la frase: “Del dicho al hecho, hay un largo trecho”. Los comparto con ustedes:

1-  Pensá lo que te gustaría tener, ser o vivir de acá a un año.

2-  Cuando lo hayas definido, escribilo. Porque mientras siga en tu mente, va a seguir siendo un sueño. Al escribirlo, lo convertís en algo específico y le das un lugar concreto en tu vida. Podés hacer un dibujo y pegarlo en algún lugar de tu casa donde lo veas con frecuencia.

3-  De ese sueño extraé tres objetivos clave para alcanzarlo, tres metas en las que vas a enfocarte para lograr lo que visualizaste. Éstas te dan un punto focal donde poner tu atención para concretar tu deseo.

4-  Averiguá por qué querés alcanzar eso. Meditá un poco sobre esta pregunta revisando lo que escribiste o dibujaste. Tener las razones, puede motivarte a levantarte cuando te sientas decaer, y a mantenerte en el camino.

5-  Cuando tengas las metas definidas, es clave que le pongas número de prioridad y las desgloses en los pasos o actividades más importantes para alcanzarlas. No hace falta que los pasos sean tan rígidos; pueden ser hábitos que te acerquen a esa meta.

6-  Encargate de tener anotadas en tu agenda, actividades que tengan que ver con las metas y hábitos que quieras/necesites incorporar.

7-  Revisá continuamente las anotaciones de tus proyectos y asegúrate de estar cumpliendo con cada paso. Esto te confirmará si vas por buen camino.

¿Qué les parece? A mí me encantó. Creo que sirve muchísimo para visualizar lo que queremos, ordenarlo y ordenarnos. Sólo le agregaría algo más: no carguemos los proyectos de tantas expectativas, propongámonos cosas realistas, que estén a nuestro alcance para que el impulso nos dure todo el año (y no se diluya en Marzo). Pero además, seamos flexibles a la hora de planificar. Convengamos que la vida no es tan lineal, y un buen propósito para el 2018 también puede ser aprender a reformularnos cuantas veces sea necesario.

#TeQueremosVer