Que los hijos no traen un manual abajo del brazo, ya lo sabemos. ¡Pero qué bien nos vendría! Porque convengamos que ser padres es uno de los mayores desafíos de la vida. Y cada vez más: hoy avanza y cambia todo tan rápido, hay tantos estímulos, tantas formas de crianza, tantas preguntas sin respuesta. Entonces nos pasa que a veces podemos mirar para adentro y sólo confiar en nuestro instinto de madres/padres, y otras -varias-, necesitamos sumar alguna voz extra que nos acompañe en el camino >>> Así conocí a Tati García Ruhstaller

Tati es psicopedagoga, y acompaña a niños y sus familias en la crianza y el aprendizaje, con una mirada que me gustó mucho: la de sostener que cada chico es único y tiene una historia que contar. Con ese “mantra” como guía, trabaja desde 1995 en un colegio muy reconocido en zona norte (Buenos Aires), y tiene su propio consultorio en Acassuso. Está felizmente casada y es madre de tres hijos varones. Y un dato muy piola: hace poco empezó a dar charlas sobre crianza, en donde aborda temas como los límites, los distintos modos de crianza, la necesidad de que los padres ocupemos el rol que nos corresponde, y la importancia de la escucha. De todo esto, empezamos a hablar. Y vamos a seguir, porque la idea es que Tati esté una vez al mes en el blog, trabajando alguno de estos temas que tanto nos atraviesan (el cuerpo y el alma), cuando criamos. No te la pierdas.

Tati, ¿Qué es lo que más escuchás en el consultorio?

Lo que veo y escucho básicamente en el consultorio y en el colegio, es que fueron cambiando los “modos de crianza”. Se pasó del autoritarismo a la libertad extrema, sin encontrar un equilibrio sano en el medio. Entonces, ayudar a los adultos a encontrar ese equilibrio, es crucial para un desarrollo sano del niño, que después va a devenir en adolescente.

En general cuando los chicos son chicos, no pensamos tanto en la adolescencia. Es interesante que lo destaques…
Es que todo lo que hacemos de chicos, resurge en la adolescencia con mucha fuerza. Por eso es vital que desde temprana edad criemos con límites claros, conservando la jerarquía padres-niños. Ellos necesitan el lugar de hijos, y padres presentes que ejerzan su función. No “padres amigos”, porque el que se convierte en “amigo” de su hijo, ha perdido el rol que le corresponde, y ese es un verdadero problema: los chicos quedan a la deriva, sin rumbo, “huérfanos de padres”.

¿Y en qué lugar deberíamos pararnos como padres?

Los padres tenemos que estar atentos, acompañando y brindando una relación amorosa para que los niños encuentren en nosotros “alguien en quien confiar”. Debemos ser creíbles, tener escucha, y mostrar empatía. Si los niños encuentran en los padres acompañamiento y dedicación, van a volver a nosotros porque seremos una fuente confiable para ellos. Si por el contrario, no los escuchamos, o los juzgamos, o mostramos ciertos temas como “tabú” en el hogar, seguramente no vuelvan. Callarse, evadir, ignorar, también es una respuesta.

¿Cómo podemos ayudarlos a manifestar sus sentimientos, a que digan lo que les pasa?
Lo más importante en las edades tempranas, es poder poner en palabras lo que ellos aún no pueden. Establecer diálogos, hablarles, leerles. Los libros siempre son muy buenos disparadores, y no sólo por el desarrollo del lenguaje, sino por el vínculo que se genera. Y en el caso de los sentimientos, poner palabras aliviará su sentir, porque ellos no están preparados para hacerlo. Poder decirles: “Yo creo que vos estás angustiado porque el perrito se murió y lo extrañás mucho” a ellos los va a calmar. Y posteriormente mostrarnos empáticos: “A mí me pasaría lo mismo que a vos…”

A veces no es fácil, con el ritmo de vida que llevamos…
Ayudarlos a manejar sentimientos no es tarea fácil, pero sí necesaria. Darles el espacio y la escucha es el primer paso. Mostrarnos“abiertos” a conversar todos los temas es fundamental. Poner palabras cuando no pueden hacerlo es crucial. De esa forma uno los va aliviando, aunque no “quitando” la angustia o frustración. Eso es algo que deben transitar. Nuestra función es darles herramientas y estrategias para que puedan lidiar con los sentimientos de la mejor manera posible. Ellos van a aprender de estas experiencias.

Vos hablás de “pasar tiempo” con ellos, sin tecnología de por medio. ¡Gran desafío!
Siempre hablo de “pasar tiempo con ellos”, pero tiempo de verdad: sin tecnología. Que los niños vean y sientan que en ese momento lo más importante “son ellos”, “ese momento”. Jugar con ellos mientras contestamos mensajes, no es “jugar con ellos”. Cenar en la mesa contestando chats, no es “cenar con ellos”. Esos momentos no solo no cuentan como “estar con ellos” sino que “restan”, porque de eso aprenden.

¿Cuál sería tu propuesta?

Es lógico que no podemos desechar la tecnología de nuestras vidas, pero sí administrar su uso. Enseñarles en qué momentos sí, y en qué momentos no. Siempre recordando que aprenden de nuestro “ejemplo”. Cuando jugamos con ellos, les leemos, vamos a la plaza, conversamos, o comemos, el teléfono tiene que estar directamente apagado o fuera de nuestro alcance, para que “ese momento” sea “con ellos” literal.

Por último, contame de las charlas que empezaste a dar
Las anuncio siempre en Instagram. Son “encuentros” (desayuno por medio), en donde pensamos juntos. Propongo un espacio para reflexionar sobre distintos temas de la crianza. Escuchar a otros y escucharse es una actividad interesantísima y nos enriquece mucho.

¿Querés contactarla? 
Podés seguirla en Instagram en @crianza_y_aprendizaje o escribirle a tatiruhstaller@gmail.com