Ayer Olivia vino del colegio preguntando si era verdad que el Ratón Perez no existía >>> Se me estrujó el alma en un segundo. Traté de disimular, de ensayar una respuesta apresurada, se me trabó la lengua, y me quedé sin palabras. "¿Es verdad entonces?", preguntó. Toda su infancia se me pasó por delante. La senté al lado mío, le hablé de #magia, de inocencia, de niñez, de noches hurgueteando abajo de su almohada, de pedacitos de queso masticados. "Igual me voy a olvidar que no existe", dijo.

Vos podés creer hasta cuando quieras hija. Podés creer por siempre. Yo a través de ustedes sigo creyendo (en ratones y en mucho más). Creé (y creá) lo que desees. Se lo digo y me lo digo. Y la abrazo fuerte. Porque los abrazos sanan. Pero también, porque siento que es la forma de que no se me escapen más pedacitos de su infancia sin pedir permiso ❤